10 febrero 2008

Cuánto misterio encierran

Por Víctor Castellar (Pseudónimo, Carlos Aguilar)

Cuanto misterio encierran
los centenarios y cristianos templos
en esas raras horas,
parcas, en que poder estar a solas,
cuando no se celebran
sus ritos de "obligado" cumplimiento.


Los oídos impregna
de un simple, sutil, sonido, el silencio.
¡Extraña paradoja!
E inmenso espacio entre tallada roca
de mortal y terrena
vestidura invita al desprendimiento.


Sobre silente piedra,
cincelada por artesanos diestros,
juegan luces y sombras
velando rasgos, detallando formas,
en mudables propuestas,
dando a las estatuas mágico aliento.


Luminarias discretas,
su cera consumiendo a fuego lento,
con humildad entonan
un canto a la luz que la vida otorga;
y en lid con las tinieblas
bregan las candelas, con su llama al cielo.


Mudas, quedas, se expresan,
dispuestas en capiteles pétreos,
figuras que allí moran
desde arcaicas, seculares, auroras
enseñando sin letras
del mundo del Espíritu el secreto.


Y los ojos se cierran
mirando profundamente hacia adentro,
sintiendo a la paloma,
que paz en cándido pecho atesora,
del Alma que, serena,
intensamente vibra allende el tiempo.

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